jueves, 30 de noviembre de 2017

La maternidad es un cubo de Rubik.

 
Podía haber buscado un ejemplo más sencillo, pero es que en realidad, y muchas me comprenderéis, no lo es.
 
La maternidad como un cubo de Rubik. Con la simpleza de estar todo encajado en un cuadrado perfecto, como en este caso es la palabra maternidad y todo lo que engloba son esas piezas de colores, lleno de retos, de estrategias, de comederos de cabeza, aciertos y fallos.
 
Nadie dijo que fuese fácil, cierto. Pero quizás somos más conscientes de los momentos felices de la maternidad antes de serlo, que de los momentos duros, que los hay, juro que los hay.
 
Compensa todo, absolutamente todo, al menos desde mi punto de vista personal.
Pero no es malo reconocer que la situación muchas veces puede sobrepasarnos.
 
Cuando tuve la primera niña, fue mucho más fácil que tener el segundo.
Con la primera me amoldaba a sus horarios, ella comía, yo comía, ella dormía, yo aprovechaba y descansaba. Ella marcaba mi ritmo, y aunque al final todo empieza siendo un poco caótico y sin horarios, al final haces la rutina tuya cuando ya tiene cierta edad. En mi caso, me costó tres añitos establecer la dichosa rutina, con el comienzo del cole.
 
El cansancio te puede, es cierto, descubres que tienes una paciencia infinita, que tu mente se llena de cosas y puedes recordarlas todas, y si no que tu nevera se llena de notas que solo entiendes tú. Estiras el día tanto que parece mentira que sólo tenga veinticuatro horas.
 
Pero cuando llega el segundo...es una prueba de fuego,es aun más difícil.
 
Ya no puedes comer cuando el come, por que hay otra que tiene sus rutinas, ya no puedes dormir cuando el duerme, por que tienes a tu hija mayor esperando que juegues con ella.
 
Tienes que dividir la hora del baño en dos, ajustar los minutos mañaneros para vestir a dos, recordar todo lo que cada uno independientemente tiene que llevar al cole, tareas, extraescolares, tienes que leer cuentos por dos, ser arbitro en las peleas, justo la noche que el que peor duerme , duerme del tirón, el otro se levanta con tos...y así sucesivamente.
 
Si tener un hijo es una montaña rusa, tener dos, es el nivel superior de todas las montañas rusas.
 
Reconozco que para mi no ha sido fácil, y volvemos ahora a ir poco a poco asentándonos con las rutinas, pero si miro atrás, son seis años que ha sido todo un poco caos, maravilloso, por supuesto, pero caos del todo, un cubo de rubik vaya.
 
Es normal que como personas que somos, haya días que estemos agotadas física y mentalmente, con ganas de llorar, enfadadas, irascibles. Quien diga que nunca le ha pasado, miente.
 
Nos sentimos así a veces, al menos yo, y luego incluso culpables de sentirnos así y que los pequeños puedan notarlo, a fin de cuentas ellos son niños, y no entienden que nos pasa, solo nos necesitan y punto. No hay más.
 
Y no hay necesidad más maravillosa.
 
Cuando tengo un día de agotamiento mental, nada como una sonrisa de mi pequeño o una anécdota de mi mayor, y mis pilas vuelven a recargarse.
 
En fin, que si nadie os lo dijo, no es fácil, es complicado, agotador, caótico, pero a la vez es la experiencia más enriquecedora de la vida.
 
Por cierto, os admiro a aquellas que tenéis más de dos hijos, ¡para super héroinas vosotras!
 
Mil besos!

martes, 28 de noviembre de 2017

Violencia obstétrica. Mi experiencia.

Me ha costado seis largos años definirlo como tal.
Yo a mi hija no la parí, me la arrancaron.

Puede que cuando más consciente fuese de que mi primer parto fue de todo menos idílico, fue cuando tuve el segundo. Porque señores míos, cada parto es un mundo, si. ¿Pero tanto?.

Con mi primer parto todo empezó mal, intervención desde el principio. Era primeriza y parece que eso lleva impreso chute de oxitocina como coctel de bienvenida, para que vayas sintiendo en tus entrañas lo que es partirte en dos.

Pero callas. Es así. O no. Pero no lo sabes.

A cada poco empiezan a entrar médicos, residentes, y casi algunos afincados en Madrid y alrededores para hacerte tactos innecesarios, porque no, no son necesarios cuando todo lleva su curso, y porque es molesto, intimidante, y poco oportuno meter la mano ahí cada dos por tres. Pero oye, ellos están aprendiendo, los residentes, y tu cuerpo ha pasado a ser donado a la ciencia para ser parte de ese aprendizaje. "Si tocas allí esta la cabeza, mete más la mano, aun esta arriba, mira te lo dejo bien para que lo toques tú, que posición crees que tiene? creo que esta en posición...."

¿¿Hola??,¿ Alguien me escucha?,¿queréis sacar a toda la corte celestial que me habéis metido dentro?.
 
Luego llega la matrona, te vamos a poner la epidural, y luego no podrás moverte.

Fantástico, voy a parir sin tener fuerzas de cintura para abajo, sincronizada como en natación, mientras alguien dirige mis pujos, y yo tengo que intuir que ahora es cuando tengo ganas de empujar.
 
Volvemos a ver desfilar por la habitación a toda la procesión del santo entierro para meter mano de nuevo allí, que mas que una niña parecía que traía al mundo a los cuarenta ladrones de Alibaba.

"Te vamos a hacer unos masajes para que dilates mas rápido". Y masaje en mi idioma es algo agradable, placentero, quizás para relajarme.
Ingenua.
Yo con la epidural en mi cuerpo no sentía nada...en ese momento.
Dos meses recordé después a la señora y su masajito, de el hematoma que me ocasiono, siendo nada delicada, pareciendo que trataba con ganado en vez de con una mujer. Recuerdo a las enfermeras de planta, asombrarse al otro día de lo que me habían hecho. Otro proceso que podía haberse evitado, pues ya llevaba yo mis correspondientes meses echándome aceite de rosa de mosqueta para la elasticidad, que una primeriza se compra todo lo que le recomiendan y más, no necesitaba el masaje macabro que me hizo la señora.
 
Empuja, empuja...mientras la señora y su masaje hace que la niña medio asome.
Gracias señora, la niña ha coronado si, y por ahí puede salir ahora la niña con su corona y toda la corte de damas.
 
Una vez en paritorio, sin fuerzas, sin poder beber ni un sorbo de agua, solo pudiendo mojarme los labios con una gasa mojada, muy tercermundista todo, ya no tengo fuerzas ni para abrir los ojos.

Un momento tan bonito solo deseaba que acabase con mi niña en brazos y no ver a nadie mas.
 
Empuja, así no, ahora, empuja, empuja...nada no sale.
No te asustes van a entrar un grupo de médicos a valorar que hacemos.

Que me voy a asustar, aquello parece la boca del metro.
 
Nada, vamos a tener que hacer un parto instrumental.
Con fórceps.

Dios bendito de mi vida. casi nada.
La imagen que se te queda en la retina es espantosa. Recuerdo como ponían plásticos por todos sitios.. anunciaba sangría, y yo era la protagonista. Miraba a la puerta por si entraba en algún momento el tío con la moto sierra.

Jamás olvidare esas palas metálicas, como pinzas de cocina enormes, y a esa señora ginecóloga, bestia como ella sola, que tiraba de la cabeza de mi niña como a la que se le ha metido un balón en una reja.

No fui consciente del daño que le podían haber ocasionado a mi hija en ese momento.
Si soy consciente,no se que hubiese podido hacer sin sentir las piernas.

Gracias a quien sea,a ella misma,por su fortaleza,no le paso nada y nació sana y salva.
Bueno no nació, me reitero, porque mi hija no nació, me la arrancaron.

Y con ella veintitantospuntos después.
Y un desgarro grave,de piel,y de músculo.
Salí de allí con una cornada de tres trayectorias.

Y para que ya quedase bonito del todo...por que había que rematar la faena y ya que era la primera vez probase un poco de todo para no querer repetir en mi vida. Un legrado, si, por que rompieron la placenta.
Que alegría, que alboroto, me ha tocado el perrito piloto.

Gracias a esta pandilla, que no respeto mi momento, que serian buenos profesionales pero poco humanizados, estuve casi tres meses, con sus ochenta días y ochenta noches, sin poder sentarme en una silla, en el sofá, en el coche, sin poder andar sin marearme, sin poder dar largos paseos, sin poder coger a mi hija las primeras semanas de pie, sin poder bañarla,perdiéndome biberones, cambios de pañal, etc, etc.
Rota por fuera y por dentro.
Con secuelas físicas, y psicológicas que sólo el tiempo hace que superes, pero no olvides.
Porque no era así,no tenia que ser así.
Porque al final sientes que te robaron tu momento.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Adios pañal, un proceso madurativo.

 
Hemos pasado ya, por dos "operaciones pañal", a cada cual más distinta.
 
Sin con mi hija fue todo sencillísimo, donde ella pilló rápido el concepto, y el juego de las pegatinas que le pusimos en el baño para que anotase cada vez que lo hacía bien o mal. Con mi segundo hijo fue todo lo contrario. Lo que funciona para uno no tiene que funcionar para el otro, no hay dos iguales me decían, y que verdad es.
 
Con la niña jamás tuvimos problemas de escapes de pis, ni diurnos ni nocturnos.
El niño le costó unos días llegar al baño para hacer pipi en el orinal, y siempre que se lo hacia encima lloraba.
 
A la semana, el niño controló el pis, pero no en el orinal, el quería hacerlo de pie y el váter. Punto positivísimo, nos saltamos un paso por decisión propia de él.
 
Pero la caca...eso fue otro cantar.
 
La niña, siempre la hacia en el orinal, y contenta ponía su pegatinita verde en el cuadro de recompensas.
 
Al poco la pasamos al váter con un adaptador y un taburete para los pies, y desde el primer día lo hizo perfectamente. Creo que tuvimos demasiada suerte, nos lo puso muy fácil.
 
Con el niño fue un proceso duro.
Las primeras semanas se aguantaba muchísimo las ganas, corría por la casa desesperado, chillando, llorando, el pobre no quería que nada saliese de su cuerpo, se aguantaba días y días, hasta que no podía más y se lo hacía encima.
 
Logramos que un día de esos de no poder aguantar más lo hiciese en el orinal, y fue peor. Le dio un miedo tremendo.
Ya no hablo de semanas, hablo de meses, estuvimos tres meses así, siendo un autentico infierno.
Sin poder ir a la calle, por que si le entraban ganas se quería ir a casa, lloraba, montaba rabietas..
Empezó el cole, y más de una vez se lo hizo encima.
 
A las pocas semanas de cole, pillo su primer virus, y para colmo, fue una gastroenteritis.
Al principio, no ganábamos para lavadoras, y lavar calzoncillos.
 
Pero él mismo se dio cuenta de que la situación no le gustaba, y empezó a sentarse en el orinal sin gritos, sin lloros, sin rabietas.
El solo descubrió que era mejor hacerlo ahí que mancharse.Y como la gastroenteritis duro varias semanas, al final se adapto, y el mismo me lo pedía.
Al final de algo malo, sacamos algo bueno.
Cinco meses después aun no hemos terminado la operación pañal, que no se si denominarla la operación pañal mas larga del mundo.
 
Nos queda la tarea de que pase al váter de mayores a hacerlo, cosa que ahora mismo le da un pánico que alucino.
Pero bueno, paciencia nos sobra, y al final, es un proceso madurativo.
 
El no estaba preparado, lo tengo clarísimo.
Pero como casi te obligan a que cuando vayan al cole no lleven pañal, la primavera-verano anterior tienes que quitárselo si o si.
 
Ahora con tres años es cuando realmente lo veo preparado, antes no. Por lo cual no voy a meterle prisas, demasiados cambios lleva ya este año, como para encima tener que hacer todo perfecto. Lo hace en el orinal, vale, si, y que?. Lo hace, me lo pide, y para mí eso ya es un logro grandísimo. Lo demás llegará, como ha llegado hasta este punto.
 
Por eso, os recomiendo que no os agobiéis, que cada pequeño paso es un gran logro para ellos, que cosas que son básicas para nosotros para ellos son un mundo casi inalcanzable.
Poquito a poco, se hace camino.
 
Os dejo un libro que me recomendaron para este proceso!!
Mil besos!

martes, 21 de noviembre de 2017

Ni rosa ni azul...multicolor.


Hace unos días, mientras ojeábamos el catálogo de juguetes (al final en diciembre se convierte en el libro de cabecera de cualquier niño),me di cuenta que mi hija se paraba sólo y exclusivamente en las páginas catalogadas para "niñas".
Páginas prácticamente rosas todas, niñas con los juguetes, ni rastro de ningún niño.
 
Su hermano le señaló una muñeca, y ella le contestó "esa es de chicas".
 
Y a mí me derrumbó de un manotazo todos estos años de educación en la igualdad de sexos, en la neutralidad de los colores, en la no implicación del género en las cosas materiales, y en otras tantas de la vida.
 
Me pregunté si es que implícitamente, de alguna forma, de alguna de nuestras conductas, ella había podido deducir eso, y probablemente alguna cosa se nos haya escapado en estos años, sin ser conscientes.
 
Pero puestos a indagar, le pregunté directamente.
"Mamá es que el rosa es de chicas, y el azul de chicos, ¿no lo ves aquí?, pepito dice que el fútbol es para chicos, y nosotras jugamos con las casitas."
 
Y ahí me di cuenta una vez más, de que al final no es un trabajo individual, de tu casa, de tus cuatro paredes. Que al final, cuando tu hijo sale, alguien, sin ninguna mala intención, más por como lo han educado, puede desmontarte todas tus teorías.
 
Y ahora me encuentro yo, en la tesitura de volver a explicarle el tema de colores, sexos, juguetes y un largo etcétera. Y al final se convierte en un circulo vicioso. Y haber como salimos de esta.
Si vas al cole y ves claramente divididos a la mayoría de niños y niñas.
 Ellos en la pista, con el balón, ellas en la arena, haciendo castillos, jugando a las casitas. Y ahí se nos escapa inculcar valores, por que nos separa una verja.
 
Y no digo yo que el problema esté exclusivamente en las escuelas, esos valores vienen en la mochila ya, desde casa, aprendidos de forma innata, porque sí, sin preguntas.
Por eso, habría que buscar la manera de volver a reducarnos los mayores, para poder educar a los pequeños.
 
Pongo un ejemplo, hoy en día, las matemáticas no se aprenden como antes, que dos más dos eran cuatro y punto.
 Hoy en día utilizan métodos nuevos, novedosos, el método ABN por ejemplo, que trata de la descomposición. Pues este año, nos toca estudiar esa metodología, y hablo en plural, por que al final si yo quiero ayudar a mi hija, tendré que adaptarme a los nuevos tiempos, comprender como lo hace para poder explicárselo o ayudarla en sus tareas y que no me suene a chino mandarino.
 
Pues la educación igual. De nada me vale "es que nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos, opinaban así" y al final es una educación generacional sin cuestionamientos.
Habrá que replantearse que algunas cuestiones han quedado ya muy obsoletas, y hay que adquirir otras nuevas.
 
Sueño con el día que no sea raro ver a un niño vestido de princesa, con las uñas pintadas, o paseando a un muñeco sin que por eso se cuestione su identidad sexual, que aun, pobre mío ni se cuestiona. El día que una niña se adueñe de la pista de fútbol y marqué un gol.
Que no nos sea raro ver que sólo unos pocos hacen esto. Que sean la mayoría.
 
Feliz martes!
 
 

lunes, 20 de noviembre de 2017

Queridos Reyes Magos...este año quiero un robot interactivo.


Nos estamos volviendo locos con la carta de los Reyes Magos, literal.
 
Y no por que en este caso mi hija sea consciente del precio de las cosas, al final ella como niña que es, y frente a un catálogo lleno de colores y juguetes que captan su atención, se vuelve loca, y lo quiere absolutamente todo.
 
Ahí llega nuestra labor de decirle que tantas cosas no se pueden pedir, que hay muchísimos niños más en el mundo, y que hay que repartir entre todos. Que ese catálogo es para todos los niños, así que hay que compartir.
 
Pero este año, fijándome en los juguetes más llamativos, casi me da un patatús. Nenucos que suben de los cincuenta euros, animales interactivos que rozan los cien. Juegos de mesa que alcanzan los cuarenta dolores de barriga.
 
Desde luego que no esta ni de lejos al alcance de todos los bolsillos medios.
 
Y es que al final,es una grandísima tontería, le compras el robot interactivo que casi te han pedido un aval y las tres últimas nóminas para comprarlo, y cuando llega el grandísimo día de reyes, tu grandísimo retoño acaba por dejarlo tirado en un rincón de la habitación. Y le observas calladita desde la puerta como esta haciendo de la caja donde venía una auténtica mansión para sus muñecos. Toma ya. Te duele en el alma. Y los Reyes magos no admiten devoluciones, qué es eso de quitarle luego un juguete al niño, ellos no están para darse la vuelta, con lo lejos que viven.
 
Estamos acostumbrados a ser ostentosos, con el pensamiento muchas veces de darles más de lo que nos dieron a nosotros, como si eso fuese una demostración de amor a grandes escalas, la plenitud del sentimiento que tu hijo sentirá hacia ti, por que tiene el regalo más molón del barrio.
 
Y no es así. En absoluto. De nada sirve tener la increíble casa de campo de la Barbie, con veintidós amigas barbies esperando a entrar en la fiesta de inauguración, si ni papá ni mamá dedican un ratito a jugar con ellos.
 
En casa lo tenemos comprobado. No hay regalo que les guste más que ese. Ellos quieren revolcarse en la alfombra junto a nosotros, que nos inventemos historias con sus muñecos, que hagamos carreras de coches, que montemos el castillo más alto, que lo tiremos después y nos duela la tripa de reírnos.
 
Ellos quieren que pintemos hasta mancharnos, que moldeemos la plastilina que ni Miguel Ángel con su "David".
 
Desde luego, que no quiero decir con este post, que el día de reyes no tengan que recibir regalos, sería absurdo, por que en casa seguro que habrá, y no uno ni dos, volveremos a la misma táctica del año pasado donde habían un montón de paquetitos de precios asequibles, donde incluso los "Reyes" nos habían dejado nuevos cepillos de dientes.
 
Pero si quiero no caer en la ostentación de estos días,  pensar muy requetebién, lo mejor para ellos, para su disfrute y para que aprendan disfrutando, y sobre todo, para que podamos compartir y tirarnos en la alfombra entre todos.
 
Estas navidades regalaremos sobre todo TIEMPO.
 
Mil besos!

miércoles, 7 de septiembre de 2016

"wishlist" de un parto, comúnmente llamado:Plan de parto.

Cada vez esta más normalizado el hecho de tener un plan de parto para dar a luz.
Yo en este caso lo he llamado "Wishlist",porque al fin y al cabo es eso,una lista deseos (y derechos) que nos gustaría que se tuviesen en cuenta en el momento de nuestro parto.

Recuerdo que hace cinco años era una novedad al alcance sólo de las más valientes, e incluso en pocos hospitales se podía realizar esta petición.
Yo en ambos partos no lo he hecho. En el primero quizás por la inexperiencia, y en el segundo porque tuve la gran suerte de encontrar una matrona que me dejó ser la directora de mi propio proceso.

El plan de parto es una autorización consentida de la usuaria, en la que se contempla las preferencias que quiere que se sigan o no a la hora de dar a luz.

Estas preferencias,siempre que el parto sea normal, pueden llevarse a cabo.
De ser un parto con dificultades, el grupo médico que os atienda en el momento, actuará bajo su protocolo; eso también es cierto y debe quedarnos claro.

También quiero recalcar, que una cosa es un plan de parto, y otra muy distinta dar a luz en casa. Para mi, la primera es un derecho y la segunda una responsabilidad individual.

Antes de elaborar un plan de parto, si os recomendaría que os informéis sobre las prestaciones que tiene el hospital donde vayáis a dar a luz. Es decir, por ejemplo, si pedís en vuestro plan, utilizar una bañera para paliar el dolor y vuestro hospital no esta provisto de éstas, será en vano.
Por eso antes que nada, visitar el hospital, que os informen sobre las opciones que tienen y que se puede o no hacer. Coméntale también a tu matrona para que te guíe.

El plazo de entrega varía según hospital,lo aconsejable es tres meses antes,para que lo reciban y contesten. Aun así lo recomendable es, si bien no se puede entregar en mano, entregar carta certificada en tres copias, una a atención al paciente, una al reparto de ginecología y una a el de neonatología, y quedarnos nosotras con una copia que llevaremos el día del parto.

En el plan de parto la madre propone sus preferencias en cuanto al dolor, al acompañante, durante el parto y después de este, o cualquier otra disposición referente al periodo hospitalario, desde el ingreso hasta el alta.

Yo os recomendaría que os centréis en lo importante:Si queréis epidural o no,oxitocina o no, si necesitáis de algún elemento para la dilatación, el número de tactos necesarios, el ambiente tenue de la habitación, la necesidad de que el acompañante este en todo momento, el piel con piel imprescindible, evitar rasurados, enemas, y posibles episiotomias a no ser que sea necesario.

Que os dejen elegir la postura para dar a luz, que se rompa o no la bolsa manualmente.
En el expulsivo, pues sacar tu misma a tu bebe una vez que salgan los hombros, tener un espejo para ver el expulsivo, cortar el cordón cuando este deje de latir, el tipo de lactancia que deseamos dar, e incluso si no hay complicaciones el alta voluntaria cuando se crea.

Como veis una gran variedad de preferencias a la hora de vivir el momento más maravilloso de nuestra vida, y hacerlo aun más nuestro si cabe.

Desgraciadamente no muchos hospitales llevan a cabo este proceso, o aceptan el plan de parto pero luego no lo ejercen directamente. Pero cada vez se unen más centros a la labor de "un parto respetado"

En Internet encontraréis muchísimos modelos de planes de parto, solo tenéis que elaborarlos con vuestras preferencias.


¿Hicisteis o tenéis pensado hacer un plan de parto?


martes, 6 de septiembre de 2016

Vuelta a la rutina!


El titulo suena de lo mas alentador pero no, estamos en el proceso reacostumbrarnos a la rutina, e intentando volver a traer la hora de dormir a una hora prudencial.
Creo que nos tocará acostumbrarnos del tirón cuando nos topemos de lleno con los primeros días de colegio y toque madrugar.

Y es que este año aun tenemos arena en los pies cuando casi tenemos la mochila del cole lista.
Aun así, aunque ha sido un verano de lo mas enriquecedor personalmente, en el que hemos aprendido a valorar mucho las pequeñas cosas, ha darle la importancia justa a los contratiempos, y a disfrutar y coleccionar momentos en familia, es verdad, que se vuelve a añorar eso de la rutina.

Madrugones, desayunos, colegios, comida, extra escolares,merienda, parque, baños, cena,y a dormir.
Desear que llegue el fin de semana para rellenar la mochila esta vez de bocadillos y poner rumbo a conocer un sitio nuevo.
Eso echo de menos.

El orden, también, por supuesto, echo de menos el orden entre tanto desorden que tenemos en verano,y es que el verano esta para eso, para vivirlo sin complicaciones, vaguear, las cosas frías, y parar poco poquísimo por casa.


Ahora, cuando empieza un nuevo curso, os prometo que me siento como cuando yo era una niña y iba al colegio el primer día.

Me gusta que Alba tenga una mochila acorde con ella, prepararle una muda para dejar en el cole, etiquetar su ropa, buscar las prendas que más utilizaremos para el cole, el vasito que dejaremos allí para el agua,y la tartera.

El primer día os confieso que me pongo nerviosilla, y sigue dándome esa sensación de alegría/pena de dejar a mi pequeña allí, si, tres años después sigue pasándome lo mismo.

Y este año que cambiamos de edificio no voy a prometer que no se me escape alguna lagrimilla, que ya se me hace mayor.

Conociéndome ese sentimiento de incertidumbre no se me ira nunca. 
El colegio es una etapa tan importante en los niños, para su educación y para su sociabilidad que da un poco de vértigo.
Todos tenemos en mente que saquen las mejores notas, que no le cueste mucho seguir el ritmo de la clase y que les guste aprender.

Pero también hay otra parte, la parte en la que el niño forja su personalidad, entabla sus primeros lazos de amistad, con todo lo que eso conlleva sentimentalmente, donde se alegrará, se frustrará, donde reirá, donde discutirá...y dependiendo del carácter del niño le costará más o menos ese periodo.
Y eso da miedo, aunque es una etapa más que tienen que pasar.

Por que al final es como un pájaro cuando nace...la madre observa desde otra rama como el pajarito empieza a despegar sus alas y se lanza con miedo a volar.
Puede que aprenda a la primera.
Puede que se caiga.
Pero al final, todos vuelan.


¡Feliz vuelta a la rutina Mamapaches!